En febrero de 2020 volví a jugar Final Fantasy IV para incluirlo en la larga lista de juegos subidos a mi canal de Youtube. Para ello comencé nueva partida pese a no haber acabado nunca la primera, iniciada allá por 2017 cuando compré el pack de FFIV, Interlude y After Years. Sin embargo, mientras rejugaba de manera pública la primera entrega estaba a su vez finalizando mi primera partida para saber como concluía la historia. Tras esto me decidí a completar la saga en orden cronológico y vi que en esta secuela de la cuarta entrega de la saga hay aspectos novedosos que la hacen muy particular.
Uno de ellos es la división de la trama en episodios narrados desde el punto de vista único de cada personaje, lo cual nos hace empatizar y comprender mejor las motivaciones de cada uno de ellos. Esta trama está fragmentada cual piezas de puzle y sólo jugando todas y cada una de las historias llegaremos a entender de qué forma encajan unas con otras.
En el apartado gráfico no ha habido ninguna mejora sustancial respecto del que ya tenía el remake de la cuarta entrega. Tampoco los escenarios son nuevos ya que la historia transcurre en el mismo mundo y revisitamos localizaciones ya conocidas como Baronia, Eblan o Mysidia. Sí que cabe destacar que hay personajes nuevos que serán jugables en esta entrega, por ejemplo Ceodore, Úrsula o Luca, todos ellos descendientes de personajes del juego original.
Lo que sí ha cambiado es el sistema de combate al que se le han agregado opciones nuevas tales como las colaboraciones (que son poderosos ataques conjuntos entre personajes), las cuales habrán de ser descubiertas mediante subida de nivel en combate.
El otro apartado novedoso es la inclusión de las fases lunares. Según la hora que sea, la luna cambiará de fase (creciente, llena, menguante y nueva) y con ella algunas acciones del combate se verán potenciadas o debilitadas, haciendo los combates más complejos y entretenidos.
A nivel de historia y desarrollo de personajes los cambios introducidos me han gustado bien poco, pues la mayoría de personajes masculinos hacen gala de un machismo exacerbado en comparación con el juego original. No sé quienes se ocuparon del guion y los diálogos, pero desde luego se quedaron bien a gusto con las barbaridades que sueltan los personajes por la boca.
¿Recordáis a Cecil, el protagonista de FFIV? Bien, pues resulta que, tras casarse con Rosa (su amor de toda la vida y compañera de aventuras en el juego original), se ha vuelto un SEÑOR, mostrando actitudes de paternalismo y sobreprotección hacia ella como si fuera una muñequita inútil que hay que proteger. En el juego original, aunque es secuestrada en una ocasión, sus habilidades como maga blanca y arquera son cruciales para la supervivencia del grupo.
¿Os acordáis de los gemelos Palom y Porom? Pues ahora que son adolescentes, Palom está más salido que el palo de una escoba y no hace más que comentar el aspecto de las jóvenes de Troia, ciudad donde le asignan para entrenar a una aprendiz de maga.
Hay un personaje que no ha cambiado prácticamente nada y es nuestro ninja edgy favorito. Edward Geraldine de Eblan se ha vuelto más machista, más señor y más tonto si cabe desde que es rey.
Para concluir tenemos a Yang Fang Leiden, que se convertía en rey de Fabul en la primera entrega, ya que su rey abdica a su favor y le deja con todo el marrón. Yang ha tenido una hija, Úrsula, a la que al principio no quiere entrenar en las artes marciales a pesar de que muestra una gran aptitud y disciplina para el combate, solo porque se espera de ella que sea una princesa de manual. Como jugadores en la piel de la joven, vamos a acabar con ganas de dejarla huérfana cada vez que su padre abre la boca.
Si conseguimos ignorar la ranciedad que exhalan los héroes de la entrega anterior y nos centramos en la historia, observaremos que esta no tiene nada destacable. Hay una nueva amenaza y se le debe hacer frente. La villana de esta entrega tiene el típico rol de mala porque sí y no se me podría antojar más indiferente; ni empatizo con ella ni con sus planes, me da tan igual que ni he completado la historia para ver como se cierra la trama. Se supone que una vez juegas todos los escenarios individuales se te da acceso a uno nuevo donde los manejas en grupo.
Como conclusión decir que lo recomiendo sobre todo para personas con poco tiempo libre, ya que su división en historias cuya extensión ronda las 3 horas lo hace ideal para jugarlo por partes sin perder el hilo de la trama ni cansarse excesivamente subiendo de nivel. Es un juego bastante normal y olvidable, nada necesario para conocer la saga Final Fantasy y que lo único que aporta es una mirada a como han seguido las vidas de nuestros héroes tras salvar el mundo. Si esperáis de él un giro de trama o una historia de las que te marcan, aquí no encontraréis nada de eso. Si por el contrario tenéis curiosidad por ver como se han desarrollado las relaciones entre los personajes, es vuestro juego.