Apotheon: cómo convertirse en dios y no morir en el intento

El domingo por la noche, hurgando entre el medio millar de juegos que mi pareja posee en su cuenta de Steam abandonados a su suerte, me encontré con uno peculiar que captó mi atención ya de entrada por su nombre: Apotheon. “Su nombre es de origen griego. ¿De qué tratará?”, pensé. Como suelo hacer siempre, lo descargué sin más en vez de consultar su página para poder decidir si me iba o no a gustar.

La palabra Apotheon, que da título al juego, es un vocablo relacionado con el término griego Apotheosis, que es el acto por el cual un humano es deificado y pasa a considerarse al mismo nivel que los dioses, con todos los honores y ceremonias que eso conlleva. Apotheon hace referencia al humano que ya ha sido objeto de ésta deificación. Es importante aquí recalcar que esto, según la teología, sucede una vez fallecida la persona.

Volviendo a lo que nos ocupa: Apotheon es un juego de acción y plataformas en 2D desarrollado y publicado por el estudio Indie canadiense Alientrap. Sus mecánicas beben del estilo Metroidvania, ya que tienes bastante libertad para moverte por los escenarios y completarlos en el orden que te plazca y tu personaje, Nikandreos, puede saltar, trepar, correr, romper muebles, recoger objetos y luchar, además de poder interactuar con otros personajes. Más adelante en la historia podrá ir adquiriendo ciertas habilidades que le permitirán acceder a otras zonas. Asimismo, es posible fabricar ciertos objetos consumibles que te ayuden en tu viaje, como pócimas con diversos efectos. Lástima que las ganzúas no las puedas hacer y dependas de encontrarlas.

Los enemigos pueden hacer las mismas acciones que tú. Así, si saltas a una plataforma superior te seguirán; si te cubres con el escudo, ellos harán lo propio. Todos presentan una barra roja debajo de su figura como indicador de su vitalidad que se va vaciando a medida que les atacamos con éxito. Los jefes de zona, no obstante, cuentan con una barra de vida mucho más larga que aparece centrada en el borde superior de la pantalla tras su nombre. Hay un detalle que me parece muy verosímil y es que cuando derrotas a un enemigo no se muere en el acto y desaparece, sino que se queda agonizando en el suelo en la posición en la que haya caído y podemos ver como se desangra hasta perecer.

Al abrir el juego, su apariencia me sorprendió de manera muy positiva, pues su estética estaba basada por completo en el arte de las vasijas griegas (concretamente en el estilo de las figuras negras), ya que todos los personajes que se mueven y los detalles de los escenarios son color negro y el fondo es más claro, tradicionalmente rojizo o anaranjado. Estos detalles suelen ser representaciones pictóricas de animales asociados a cada deidad y adornos en los atuendos de los personajes. Cabe destacar las representaciones de Aphrodite, Persephone y Hades que están muy logradas.

En la misión inicial resulta más obvia esta inspiración, pues la totalidad del fondo es color rojizo mientras que los personajes resaltan en negro, exactamente de la misma forma que lucen las vasijas en la realidad. No obstante, al tratarse de un juego con diversos escenarios, el color de los mismos ha ido variando, incluso nuestro personaje presenta color debido a su armadura. Personalmente hubiese preferido que el estilo usado al inicio hubiese permanecido inmutable durante todo el juego para darle más cohesión.

Hablemos de la interfaz. Es escasa y esta colocada de forma que no molesta. Consta de nuestra barra de vida y armadura en la parte inferior central y varios inventarios verticales a ambos lados que sólo se ven cuando pulsas la tecla correspondiente. Está distribuido de la siguiente forma: a la izquierda el espacio para antorcha o escudo y a la derecha los menús de armas de mano, armas arrojadizas, objetos usables y pociones consumibles (en ese orden). Mi única queja es sobre el mapa, pues al pulsar la tecla que lo despliega, éste aparece superpuesto sobre el mismo juego y se ve fatal. Esto se puede subsanar si accedemos a él desde el menú, ya que aparecerá sobre fondo negro.

Los materiales y plantas que recogemos y se usan para fabricar objetos tienen nombres utilizados en la época, como el díctamo de Creta (mejorana); el famoso Fuego Griego (cuya formula real se desconoce incluso hoy día —siendo sujeto de debate— pero que aquí se fabrica con un poco de aceite sacrificial); o una curiosa planta mitológica llamada Moly, de la cual empleamos la “leche” o savia de sus raíces que se asocia con el dios Hermes. En los escenarios podemos encontrar varias placas con textos explicativos sobre deidades, criaturas y mitos varios de la antigüedad clásica. Estos textos son extractos de obras muy conocidas de la literatura griega, como los Himnos Homéricos, la Ilíada, la Odisea o los Himnos Órficos.

Las armas y armaduras las encuentras durante tu aventura. La armadura puede ser reparada con un kit de reparación que fabricas tu mismo y mejorada en el Ágora del Olimpo por un NPC, al igual que las armas. Tanto armas como armadura se van gastando con el uso, así que conviene estar ojo avizor a su barra de desgaste. Las armas que empleamos para combatir tienen nombres que nos resultan poco conocidos, aunque si investigamos un poco podemos comprobar que son tipos de armas del periodo grecolatino. Algunas de las que usamos en el combate son:

  • Sagaris, un tipo de hacha de batalla que se decía que era empleada por las Amazonas.

  • Doru/dory, que es la lanza que usaban los hoplitas (ciudadanos-soldado de infantería pesada) de las polis griegas como arma principal. Puede ser arrojada a modo de jabalina o lucharse con ella.

  • Xiphos, una espada corta de doble filo que los hoplitas empleaban como arma secundaria.

  • Aspis y Hoplon: escudo de madera que era llevado por la infanteria pesada y su sucesor a partir del S.IV aC.

Todos estos pequeños detalles hacen del juego una experiencia rica en ambientación, que sumerge de lleno a quien lo juega en la antigüedad clásica de manera magistral.

La banda sonora de Apotheon emplea instrumentos diversos como tambores, cuerno, o arpa, además de coros de voces. La música del juego evoca perfectamente la idea de la antigua Grecia que tenemos hoy día. El compositor responsable de la banda sonora es Marios Aristopoulos, quien ha compuesto para 8 videojuegos, para la película griega de animación 3D Aenigma y varios anuncios publicitarios.

El juego sólo está disponible en inglés y no emplea precisamente palabras de uso común, ya que la mayoría de textos son extractos de obras clásicas e himnos devocionales. Así pues, resulta complejo comprender la totalidad de los textos si no se cuenta con un nivel muy alto de inglés (servidora tiene el C1 y aún así le ha costado descifrar algunos). La comunidad de Steam alrededor del juego creó una iniciativa para traducirlo al español y consiguieron completar el 95% de los textos. No obstante, la implementación de la traducción no fue posible dado que cuando se solicito ayuda a los desarrolladores para acoplar dichos ficheros de texto al juego, estos se negaron alegando que hacerlo era muy costoso.

Los diversos aspectos del juego que he presentado anteriormente gozan de mi simpatía. El apartado artístico con su innovador estilo emulando el arte de las figuras negras de la cerámica griega tradicional; las mecánicas por hacer amena la partida con su variedad de armas a usar y su diversidad de escenarios; el lore por ser fiel a la mitología empleando fragmentos de obras clásicas. Sin embargo, hay un apartado, quizás el que muchos consideran el eje central de un videojuego o al menos una de sus partes fundamentales, que me ha decepcionado sobremanera: este es el argumento de la historia.

Tras una introducción en la que se nos cuenta que la humanidad ha perdido el favor de los dioses y ha sido abandonada a su suerte, encarnamos a Nikandreos, un soldado de la villa de Dion que lucha junto con sus camaradas para repeler la invasión de otro ejercito. Al finalizar esta misión inicial que hace las veces de tutorial, nos encontramos con la diosa Hera, deidad del matrimonio y esposa de Zeus. La diosa nos previene de que a su marido le ha dado por separar el mundo de los dioses del mundo mortal y que tal acto ha privado a la humanidad de su favor; por tanto, la vida en la tierra está condenada. Como solución, te propone que subas al Olimpo e intentes hacer frente al resto de dioses.

Aquí es donde ya me crispa bastante el rumbo que están tomando los acontecimientos. Subes al reino celeste y te encuentras con que todos los dioses se han refugiado en el Olimpo por mandato de Zeus, les parezca bien o no. A partir de aquí, la trama consiste en entrar en los territorios de varias Deidades Olímpicas y arrebatarles su símbolo de poder. Y, por supuesto, asesinarles vilmente, ya que la mitad se niegan a darte lo que pides. Hay quienes deciden ayudarte ya que no están de acuerdo con lo que ha hecho Zeus, pero al resto has de matarlos sí o sí para avanzar en la historia. En mi opinión, también podrían encargarte tareas para ganarte su favor y evitar la parte del deicidio.

Esto me molesta principalmente porque como persona que profesa el paganismo helénico, cualquier forma de ofensa o violencia contra mis dioses, aunque sea en ficción, me resulta repulsiva. El otro motivo es que lo tengo muy visto, ya que es la misma forma de resolver las cosas que en God of War, juego que detesto profundamente por lo anteriormente expuesto. No creo que para hacer un juego en el que se interactúe con deidades sea necesario recurrir a la manida dinámica de: humano tiene problemas con los dioses; humano mata a dichos dioses; humano ocupa el lugar de los dioses. Pareciera que como el juego se titula Apotheon, y es obvio que quieren retratar el tema de la Apotheosis, no había mejor manera de lograrlo que ésta. Pues mira, no, la cosa no va así.

Como ya he dicho previamente, el proceso de Apotheosis o deificación sucede cuando el humano ha fallecido y se considera que sus logros en vida son lo suficientemente relevantes como para elevar su recuerdo/alma a la categoría de deidad. En este caso no es así, pues nuestro protagonista asciende a deidad tras arrebatar su poder a otras deidades, con lo cual las reemplaza. No sé para que sale en los créditos que contaron con un asesor en mitología helénica si al final se ha cogido un concepto fuertemente arraigado en la teología de dicha civilización y se ha interpretado ignorando el contexto de la época.

En definitiva, me ha gustado el juego por su estética y sus mecánicas y con su música me he sentido sumergida en la historia, pero la forma en que se resuelve el conflicto principal de la historia no ha sido de mi agrado, puesto que creo que se pueden hacer las cosas de manera diferente sin caer en los clichés de siempre.

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