Dado que he acabado recientemente de rejugar Wild Arms en el canal, me apetecía escribir sobre una de sus protagonistas: Cecilia, a la que a menudo se refieren como niña chamán o Inocente durante la partida.

Cecilia Lynne Adlehyde es una joven de apenas 17 años que ha pasado la última década recluida en la Abadía Curan, una suerte de internado para magos, lejos de su familia y su pueblo. Allí se ha entrenado en el arte de la magia con emblemas siendo una aprendiz de hechicera. Posee una reliquia familiar con propiedades mágicas llamada El Prisma o Lágrima (varia según la versión) cuya historia se remonta a las leyendas de hace mil años y se dice que su portador puede bien sanar el mundo o, por el contrario, ser el artífice de su destrucción.

La historia de la joven da comienzo cuando en su decimoséptimo cumpleaños debe volver a Adlehyde, su reino, para ocupar su lugar como princesa. No obstante, antes de volver, escucha la llamada de una de los guardianes de Filgaia: Stoldark, Guardián del Agua, quien la reconoce como El [Ser] Inocente, aquella que es capaz de oír las voces de los guardianes en su corazón (esto es posible gracias a su linaje familiar pero no se explica en profundidad). Tras liberarle del libro donde fue apresado por un demonio, Stoldark advierte a Cecilia de que la oscuridad se cierne de nuevo sobre el planeta y que deberá salvarlo, poniendo así sobre sus jóvenes hombros una pesadísima carga para la que nuestra protagonista no está preparada.

Aunque al principio no presta demasiada atención a la advertencia del Guardián del Agua, pronto entenderá el significado de sus palabras, pues días más tarde durante el Festival de las Ruinas sucede una catástrofe que la forzará a asumir su destino.

Este evento es un festival arqueológico donde se exponen los Golems que han sido hallados en excavaciones por toda Filgaia. Dichos Golems son armas que fueron creadas por los humanos hace mil años. Su propósito era defender a la humanidad y acabar con la amenaza provocada por la invasión de una raza alienígena conocida como los Demonios de Metal. La existencia de estos había caído en el olvido y la guerra que se libró contra ellos hace mil años se recordaba como una vieja leyenda. Sin embargo, estos seres hacen aparición durante el festival, causando graves daños en la ciudad, robando los Golems y amenazando con destruir todo el reino de Adlehyde si no se les hace entrega del Prisma, la reliquia familiar que porta Cecilia.

Esta decide ignorar las ordenes de su padre el Rey y, pensando en lo mejor para su pueblo, cede ante la petición de los Demonios y les entrega el Prisma para asegurar la supervivencia de su gente. No obstante, tras la muerte de su padre debido a las heridas infligidas durante el ataque, Cecilia parte de su hogar decidida a enfrentarse a los demonios y recuperar el Prisma, pues sabe que en malas manos puede ser un arma temible. Es por esto que considero a Cecilia la principal protagonista, ya que su misión está clara desde un comienzo al haber sido elegida por los Guardianes. Es la única que no muestra reticencias o dudas a la hora de salvar Filgaia, aunque no tenga claro cómo hacerlo y su motivación varíe a lo largo de la aventura. Su determinación de dar lo mejor de sí, a pesar de sus conflictos internos y las adversidades durante el viaje, es admirable.

Así pues, nuestra joven princesa deberá aprender a lidiar con la carga que se le ha impuesto por partida doble. Por un lado como princesa y futura monarca de Adlehyde y por el otro como el Inocente que ha de salvar el mundo.

Por si la carga de salvar el mundo y la de gobernar una nación no fuesen suficiente peso para ella, también ha de lidiar con una grave falta de autoestima, pues uno de los problemas a los que se enfrenta en lo personal es que nadie la ve o valora por ella misma. Todos respetan o aprecian a la princesa de Adlehyde, es decir, al símbolo que ella representa. Esto es lo que ella cree y percibe de los demás y lo que utiliza como excusa para levantar una barrera y no dejarse conocer. Por ello, a pesar de haber vivido rodeada de gente que la respeta y se muestra amigable con ella, Cecilia se siente sola e incomprendida; nadie la conoce realmente, nadie la entiende y ese sentimiento de soledad la acompaña durante gran parte del viaje. Yo me hago una pregunta: Cecilia se lamenta de que la gente sólo ve en ella a la Princesa, es decir, a un símbolo en lugar de a una persona, pero ¿qué hace ella para que los demás la perciban por sí misma?

Lo que hace grande a Cecilia como ser humano es que es capaz de hacer por los demás y de ver en los demás lo que anhela para sí misma y nadie le ha dado. Ella no quisiera haber nacido princesa, pues solo quiere ser ella misma y que la valoren y quieran por cómo es. Esto lo sabemos porque se lo confiesa en un momento de vulnerabilidad a Asgard, el Golem de tierra, con el cual empatiza y provoca su despertar, ya que nadie había podido reactivarlo.

El gran corazón y la empatía de Cecilia la hacen capaz de leer el corazón del Golem y comprender que son iguales: ambos han nacido para un propósito diferente de lo que desean en realidad. El Golem fue creado como arma pero no quiere luchar, sólo quiere que haya paz. Cecilia le enseña que es posible hacer las cosas de una forma diferente al tener la voluntad de proteger a los que amas para lograr ese futuro de paz que ambos anhelan. También es gracias a ella que los demás Guardianes van despertando y decidiéndose a ayudarles en su lucha por la supervivencia de Filgaia, pues son capaces de comunicarse con el grupo de héroes a través de ella.

En el caso de Rudy, tras descubrir que éste es un Holmcross y quedar en coma a causa del shock y las heridas en combate, Cecilia se sumerge en los sueños del muchacho. En ellos, le ayuda a aceptarse a sí mismo haciéndole ver que no importa su origen ni el objetivo para el que fue creado (ser un arma de destrucción masiva), sino su bondad, su afán de proteger a los demás y su esperanza inquebrantable en un futuro mejor. Gracias a esto, Rudy deja de tener miedo a que no le acepten, pues se da cuenta de que para sus compañeros de viaje siempre será el Rudy que ya conocen y que su origen artificial no cambiará eso.

A la vez que sucede esto, Cecilia aprende el verdadero significado del Amor y se da cuenta de que los motivos que la impulsaron en un principio a comenzar este viaje estaban equivocados. Comprende que no quiere salvar Filgaia porque es su misión o proteger a sus amigos porque es lo que toca, sino porque de verdad siente amor por ellos y quiere que estén a salvo. Ella lo dice con la siguiente frase: “Si quieres que alguien te quiera, tú también debes amar a esa persona”. Es decir, no puedes pretender recibir sin dar nada a cambio, pues las relaciones sanas se basan en el mutuo afecto. Este cambio en su motivación a la hora de hacer las cosas es lo que provoca una reacción en la Runa de Raftina, la Guardiana del Amor, despertándola de su letargo y otorgando su bendición a Cecilia.

Al final del juego, tras haber salvado Filgaia, decide que lo que de verdad quiere es seguir viajando en compañía de Jack y Rudy y vivir aventuras en lugar de quedarse gobernando Adlehyde, función que le encomienda al consejero Johan. Me parece muy interesante la evolución que experimenta el personaje durante todo el juego y cómo se convierte en una persona capaz de brillar por sí misma y de tomar decisiones siguiendo los designios de su corazón. Así pues, no puedo criticarla por renunciar a su responsabilidad como Reina, ya que es algo que nunca quiso, y se preocupa de dejar el reino en manos de alguien cualificado y responsable en lugar de irse sin más. Después de todo, acaba de salvar el mundo; creo que se merece un poco de paz y tranquilidad y vivir su vida como ella quiera porque se lo ha ganado.