Candle, el viaje de Teku

Cuentan que los dioses crearon y destruyeron el mundo cuatro veces.

Un rayo de luz se abrió a través del cielo impactando contra la tierra. De su interior surgió el agua que derramó a través de las montañas y llanuras. Con ella nació la vida.

Con estas lineas da comienzo Candle, narrado de forma magistral por el actor de doblaje Pepe Mediavilla, conocidísimo por ser la voz en castellano del actor norteamericano Morgan Freeman y del personaje Gandalf el Gris. Este juego indie, desarrollado por el estudio español con sede en Teruel Teku Studios y publicado por Daedalic Entertainment, vio la luz el 11 de noviembre de 2016 tras cuatro años de desarrollo y una exitosa campaña en Kickstarter, donde recaudó $52.000 de su meta de $40.000. Recientemente ha obtenido tres premios en las secciones de Mejor Juego, Mejor Arte y Mejor Música del festival Gameboss’17.

La historia comienza en la Quinta Era cuando la tribu de los Wakcha arrasa el poblado donde vive Teku (nuestro protagonista) y secuestran a Yaqa, su chamán. Teku decide entonces partir en su busca para librarle de las garras de sus enemigos. Esta es la premisa con la que arranca nuestra aventura.

El juego narrativamente se divide en un prólogo que hace las veces de tutorial, tres actos que tienen lugar en localizaciones diferentes (las cuales constan de varios escenarios) y un nivel especial con una mecánica diferente, más orientada a las plataformas, donde habrá que saltar y correr con buena precisión y en el momento exacto. Entre acto y acto se nos presentarán escenas estáticas donde la voz de Pepe Mediavilla, que hace las veces de narrador y del chamán Yaqa, nos irá contando más acerca de la historia. Aparte de ésto, le escucharemos durante el transcurso de la aventura dándonos pistas que nos ayuden a avanzar por los escenarios y comentando ciertos incidentes que le pasan al personaje. Ésta es la única voz en castellano que escucharemos en todo el juego.

Teku podrá interactuar con dos tipos de elementos: los NPCs y los objetos. Los NPCs se dividen en aliados y enemigos. Algunos de los primeros son los miembros de nuestra tribu secuestrados por los Wakcha, y cuando hablemos con ellos nos indicarán el curso de acción a seguir. Aquí descubriremos cómo todos los diálogos del juego suceden en un idioma inventado, el cual es muy gracioso de escuchar dada la sonoridad de sus cortas palabras. Puesto que el idioma nos resultará ininteligible, se nos mostrarán unas viñetas en forma de bocadillo sobre el personaje que nos explicarán de forma visual la conversación que está teniendo lugar. Si aún así no nos hemos enterado de lo que debemos hacer, la figura del narrador se encargará de hacernos un resumen verbal de dicho diálogo.

El género del juego es una suerte de fusión entre point-and-click tradicional y los juegos de plataformas. Lo primero se debe a la mecánica de resolución de puzzles y la forma de interactuar con los objetos, y lo segundo a la forma de mover al personaje a través del entorno, ya que habremos de correr, saltar, esquivar trampas, trepar, etc. Debido a ello, nuestro personaje puede morir de varias formas: por el entorno (ahogado, activando una trampa, cayendo desde cierta altura) o por un ataque enemigo. Esto nos hará extremar las precauciones cuando nos adentremos en una zona inexplorada.

El fuego es un elemento clave en la resolución de puzzles y como parte integral de los sucesos de la trama. Está presente en el juego en la forma de una pequeña llama que Teku porta en una de sus manos. De ahí el nombre Candle, pues esta llama es del tamaño de una vela. Emplearemos esta llama para prender las antorchas repartidas por los mapas, revelar secretos ocultos a simple vista, asustar a pequeñas criaturas que de otro modo se nos comerían y activar diversos mecanismos. En algunas ocasiones el entorno nos obligará a buscar formas de mantener la llama encendida, y en otras deberemos apagarla para evitar ser detectados por enemigos. Las antorchas que hayamos encendido nos permitirán volver a prender la llama de Teku cuando sea necesario.

Aparte de la llama, tendremos que utilizar la lógica o hacer acopio de objetos para resolver los puzzles. Hay dos tipos de objetos: los que se usan directamente y los que te pide un NPC a cambio de su ayuda u otros objetos. En cada zona hay, por así decirlo, un puzzle final que requiere que hayamos resuelto con antelación el resto de ellos para permitirnos avanzar en la historia. Estos, a su vez, se resolverán de forma secuencial conforme vayamos obteniendo pistas u objetos clave. El juego apenas ofrece pistas sobre dónde encontrar los objetos necesarios. Se podría decir que el entorno ofrece alguna pequeña directriz pero hay que ser muy perspicaz y buen observador para darse cuenta de estas minúsculas pistas.

Los escenarios de Candle son una obra de arte artesanal, y no lo digo por decir. Todos ellos han sido dibujados y pintados a mano con esmero. Así pues, hasta el elemento más insignificante de un mapa lleva detrás un arduo trabajo. La técnica empleada ha sido la acuarela y, puesto que en la elaboración de los diferentes elementos que componen los escenarios participaron varios artistas, se recurrió a un proceso de entintado final que unificase el resultado. Del mismo modo que los escenarios, el proceso de creación de los personajes se ha hecho mediante dibujo a mano alzada y pintado con acuarelas. Para su animación se ha recurrido a la animación tradicional, dibujando cada fotograma a mano.

El juego bebe en gran parte de inspiración tribal, como se puede observar en cada uno de sus elementos: los personajes con sus máscaras; la figura del chamán como líder de la tribu; la forma de narrar el origen del mundo y su posterior destrucción mediante la luz y el fuego; la arquitectura y colores vivos de los templos, tótems, estatuas, murales, edificios, mecanismos…

En algunas tribus las máscaras son una forma de conectar con los dioses o con las fuerzas de la naturaleza. Las máscaras que portan los personajes hacen las veces de rostro. Algunas están decoradas con pintura o plumas, denotando el rango de su portador. Algunos personajes llevan máscaras de madera y otros de hueso. Éstas últimas están hechas con cráneos animales, pues se creía que al llevar una parte de un animal ésta concedía a su portador sus características, tales como fuerza, agilidad, astucia o rapidez. Otro detalle a tener en cuenta, esta vez en los cuerpos de los personajes, es que una de las manos tiene forma de herramienta, la cual es distintiva de la profesión de su portador. Así, los guerreros Wakcha portan hoces, Teku una vela, pues es un luz guia, el músico porta una baqueta, el herrero de la cueva un martillo…

La figura del chamán es muy importante en la mayoría de tribus, pues este era el líder espiritual del pueblo. Su deber era aconsejar al jefe de los guerreros, sanar a los enfermos e instruír a los jóvenes de la tribu mediante leyendas y cuentos. Así pues, que la trama de la historia se centre en recuperar al chamán de la tribu pone de manifiesto cuán importante es su figura para la supervivencia de la misma.

Cuando antes he hablado de la importancia del fuego como eje central de las mecánicas y la narración no he mencionado cuán importante es como referencia tribal. La dualidad del fuego como fuerza de creación/destrucción está presente en muchas culturas. Gracias al fuego y la luz y calor que de él se desprenden, los humanos comienzan a agruparse en torno a él para contar historias, refugiarse de la oscuridad de la noche, cocinar las presas y obtener calor. Por tanto es el eje central de la civilización y esto es representado fielmente en el juego por medio de las escenas que narra Yaqa.

En algunos escenarios hay totems con los que se puede interactuar. Algunos nos abren caminos nuevos, otros desactivan trampas… Los totems podían representar deidades o ser un símbolo de la identidad colectiva de una tribu. Poseían atributos animales (con los que se identificaban los miembros de una tribu) o varios rostros a diferentes alturas como representación de los 3 estados mentales del ser humano: subconsciente, consciente y superconsciente. Por ello su inclusión en el juego como medio para avanzar por los escenarios u obtener ciertos objetos hace referencia a la importancia que tenían para las tribus de antaño.

Los diseños de los escenarios nos recuerdan al verde y vivido follaje de la selva con su colorido llamativo y variado; a las ruinas de antiguas civilizaciones por los materiales empleados (madera y piedra) y la forma de los edificios. Las ropas y máscaras de los personajes siempre son de colores procedentes de pigmentos naturales, pues las tribus de antaño coloreaban son ropajes y máscaras con estas sustancias extraídas de huesos, plantas, raíces y arboles.

La música, como el resto del juego, tiene ritmos de inspiración tribal y cuenta con instrumentos como bongos, tambores, cuerno y flauta de pan. La mayoría de canciones son animadas y cuentan con melodías bastante pegadizas como el tema homónimo del juego que suena durante el menú. También hay unas pocas de corte melancólico como Que Llegue la Aurora. Sin embargo, aunque cada pista se integre perfectamente con la ambientación de cada pantalla, se echa en falta un tema central que dé cohesión a las canciones.

En resumen, Candle es más que un juego: es una pequeña y humilde obra de arte. Es entretenido por sus puzzles; es llamativo, colorido y bonito por sus escenarios. Y su historia, pese a ser muy típica, no nos deja indiferentes, pues lleva consigo una valiosa lección.

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